lunes, 7 de octubre de 2013

Otoño en Las Ventas


Foto: Las-Ventas.com
Otoñada en las Ventas, esperemos que no sea la antesala de un  largo y crudo invierno venteño, como pudiera pensarse viendo tanto cemento en el tendido (salvo el lleno del domingo de los Adolfos), y un buen puñado de abonos sin vender.

Buenas temperaturas y carteles “de otoño”, ni fú ni fá sobre el papel.
El mejor presagio de que volverá la primavera ojala sea entonces la faena de Manuel Jesús “El Cid”.

De los novilleros poco que contar, mejor nada…y aunque en su descargo habría que condicionar su pobre actuación a la mansada de El Ventorrillo, que desde que Paco Medina se deshizo de ella parece dejada de la mano de Dios, debe exigírseles más condición en algún caso, y más ambición en otros.
Sálvese del desastre al palentino Diego Fernández, que para mi era novedad, y que al menos puso ambición de novillero y tuvo detalles de gusto.

El viernes volvió el Cid y puso la plaza boca abajo. La prodigiosa zurda del de Salteras resurgió como hacía mucho tiempo la habíamos visto, con temple, mando, gusto y arte, “musho” arte, una fantástica faena a la que quizá sobró la serie en la que tiró de ayuda con la diestra. 
Y una vez más, los mejores pases de pecho del escalafón.
Una verdadera lástima su maldición con la tizona, y una vuelta al ruedo merecidísima y clamorosa. Sin duda una de las faenas (o “la faena”) del año en Madrid. Ya hay ganas de volverle a ver para el Patrón.

Fandiño estuvo “triste” y poco reconocible, bien es verdad que no tuvo mucha opción, pero si que esperábamos algo más de él que una forzada oreja, sin protestas, en su primera aparición de la miniferia. Por lo demás quizá le pudo su autoexigencia, pero está claro que es uno de los favoritos de la afición por su entrega y valentía. Llegarán tiempos mejores.

Sebastián Ritter, verde y con pocos recursos, puso al menos la voluntad y ganas que se espera de un toricantano.

Alberto Aguilar, en su sitio y sin trampas, como casi siempre, poco tuvo que hacer ante los mulos de Fraile que le correspondieron.

Joselito Adame estuvo valiente y voluntarioso, dejando trazos de buen toreo que no pareció entender el respetable a juzgar por el escaso eco que tuvo su actuación.

En Jiménez Fortes vi un toreo vulgar, descolocado y ventajista que no me llama lo más mínimo la atención. El caso es que le he visto hacerlo de manera diferente, así que achacaremos sus silencios a una puntual falta de ambición…¿o no? 

No entenderé al rasgamiento de vestiduras de algún sector de opinión y aficionados por las protestas a la oreja de Ferrera. Siempre ha habido y habrá diferencias de criterio, y un espectáculo democrático como la Tauromaquia da lugar al desencuentro.
Por mi parte le afeo la utilización del conocido truco del garapullo, como lo definiera el maestro Vidal, con carreras, capotes sin sentido y demás recursos al aplauso fácil, que además,   eclipsó dos  buenos pares por los adentros, al quiebro ajustado, de muchos quilates y realmente espectacular el segundo.

Antonio Ferrera. Foto: Las-Ventas.com

Sin embargo estuvo serio en la lidia y ejecutó elegantes quites con el capote y alguna tanda de naturales en la querencia realmente templados y profundos. Entiendo perfectamente la división de opiniones y no entiendo, repito, el rasgamiento de vestiduras de los unos y de los otros, en especial algunos de los que lucieron sus pañuelos. Muchas orejas de menos (y de más) peso hemos visto por aquí.

Javier Castaño pudo hacer bien poco con el lote que sorteó, pero algo más, y mejor, sí se le exigía. Puso en evidencia sus carencias técnicas y con voluntad y poco más, amparado por una más que buena cuadrilla (aunque a algunos les parezca circense) debe mejorar mucho si no quiere sucumbir ante el brillo de sus subalternos. Dos estocadas infames dieron paso a sus silencios.

Vamos con los de negro (y castaño...)

 Nº 79 / 0 "Berbenero" de Victoriano del Río.
Foto: Las-Ventas.com
La de Victoriano del Río, representante del denostado encaste “bodeguero” junto con la novillada de El Ventorrillo, ha resultado al final, y con diferencia, la más completa del mini serial. Para que luego digan que tenemos manía a lo “Domecq”. Resultaron en general un punto mansotes pero encastados, incluso bravos como el tercero y, para mí y muchos otros, extraordinario el cuarto, “Berbenero”, por su trapío, bravura y  condición, si bien es cierto que en el caballo simplemente cumplió. Volviendo la vista a la temporada venteña, ha sido sin duda uno de los dos o tres toros realmente importantes, como lo fue la faena del Cid.

Los lisardos y otras hierbas de Fraile, en extraña mezcla, más bien mulos que toros de lidia  que en general, aunque alguno se movió mejor, no dieron opciones a los de luces.

La de Adolfo, cárdeno-descafeinada, descastada y mansa, decepcionante para lo que se esperaba de ellos, de la que sólo se salvó el cuarto, “Madroñito”, segundo del lote de Ferrera que probablemente en otras manos no hubiera resultado igual y que, aún en su mansedumbre, apuntó nobleza y algo de la casta que nos gusta de los cárdenos.


Y ese es el resumen de la Feria, un toro, “Berbenero” de Victoriano del Río, y un torero, “El Cid”, con una zurda de oro, con una mención particular a la buena lidia y algunos naturales y lances capoteros de Antonio Ferrera.

Poco más…

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